Nuevos yacimientos de empleo I. Introducción
En la búsqueda de empleo es necesario conocer el mercado laboral y saber, según nuestro perfil profesional, donde podremos tener más posibilidades de éxito en esta ardua tarea.
El objetivo de este artículo es que, aquellas personas que buscan trabajo, o que quieran recualificarse en una nueva profesión, conozcan aquellas actividades económicas que generan empleo.
¿Qué son los Nuevos Yacimientos de Empleo?
Los Nuevos Yacimientos de Empleo (NYE) son todas aquellas actividades laborales que surgen como consecuencia de los cambios sociales y tecnológicos, y que generan nuevas demandas que necesitan ser cubiertas. Estas actividades tienen un alto potencial de creación de empleo ya que suelen ser sectores que están poco cubiertos por el mercado, ya sea por formar parte de las nuevas necesidades de la sociedad, o por las dificultades para su desarrollo.
El concepto de Nuevos Yacimientos de Empleo aparece por primera vez en 1993, en el documento de la Comisión Europea “Crecimiento, competitividad y empleo. Retos y pistas para entrar en el siglo XXI”, conocido como el Libro Blanco de Delors. Desde entonces, los Nuevos Yacimientos de Empleo han formado parte de las políticas y programas de empleo de todos los países de la Unión Europea, y han ido transformándose según ha evolucionado la sociedad.
Los Nuevos Yacimientos de Empleo se clasifican en cuatro grandes servicios, en los que se engloban 19 ámbitos de actividad ocupacional claves para el desarrollo económico y generadores del empleo.
- Servicios de la vida diaria: Servicios a domicilio, atención a la infancia, nuevas tecnologías de la información y la comunicación y ayuda a los jóvenes con dificultades, servicios de mediación y asesoramiento en la resolución de conflictos.
- Servicios para la mejora de la calidad de vida: Mejora de la vivienda, seguridad y prevención de riesgos laborales, transportes colectivos locales, aprovechamiento y revalorización de los espacios públicos urbanos y comercios de proximidad.
- Servicios culturales y de ocio: Turismo, sector audiovisual, patrimonio cultural, desarrollo cultural local y deporte.
- Servicios medioambientales: Gestión y tratamiento de residuos, gestión del agua, gestión de la energía, energías alternativas, protección y mantenimiento de áreas naturales y reglamentación y control de la contaminación e instalaciones correspondientes.
¿Cuáles son los sectores emergentes con más salida profesional?.
De los yacimientos de empleo comentados en los párrafos anteriores, se encuentran los nuevos sectores de actividad que están surgiendo por las transformaciones que está sufriendo el mercado laboral.
Entre esos cambios destacan algunos que todos podemos comprobar a primera vista: la reducción de costes para hacer frente a la nueva situación, el envejecimiento de la población; la incorporación de más mujeres al mercado de trabajo; la toma de conciencia de nuevos problemas en el ámbito empresarial; el avance y uso masivo de las nuevas tecnologías de la información, el deterioro del medio ambiente o el creciente interés por el ocio o la cultura.
Pasamos a enumerar estos nuevos sectores con mayor potencial en el mercado laboral.
Medio ambiente y energías renovables.
Las profesiones relacionadas con las nuevas energías renovables tienen cada vez más futuro. Se necesitarán cada vez más ingenieros, expertos en residuos y reciclaje, expertos y mecánicos en motores híbridos y eléctricos; y técnicos en energías renovables.
Por otro lado, la conservación de los espacios naturales está dejando de ser acometida exclusivamente desde la Administración puesto que, en momentos de crisis, sus recursos son limitados. Es por esto que ha comenzado a surgir empresas que ofrecen este tipo de servicios.
Nuevas tecnologías.
Este es el sector con mayor potencial de empleo. El avance de las nuevas tecnologías y su incorporación al mundo empresarial y a todos los aspectos de nuestra vida han hecho que aumente la oferta en expertos en redes sociales, telecomunicaciones, internet e informática.
Hoy día un buen negocio está en internet, cada vez más empresas tienen presencia en las redes sociales, y las Startups – empresas de nueva creación con un perfil de riesgo/recompensa – son el futuro.
Adaptación de las empresas al nuevo entorno.
Las empresas se han tenido que adaptar a los continuos cambios en el mercado, por lo que necesitan otro tipo de profesional con un alto conocimiento de las nuevas tecnologías, idiomas y una ágil capacidad de resolución de conflictos.
Turismo.
El turismo es una de las principales fuentes de ingresos a nivel insular y nacional; aparte de ser un sector en auge, aún en momentos de crisis.
Se están produciendo nuevas demandas que crean puestos de trabajo. Ejemplo de esto es el turismo especializado: salud, aventura, cruceros, golf o rural. En relación con este último por ejemplo, el programa europeo LEADER, destinado a la recuperación y promoción de hoteles familiares y los alojamientos rurales, ha contribuido notablemente al relativo “boom” de esta alternativa turística.
Además es un sector que comprende un buen número de actividades, tales como las de alojamientos, restauración, administración, limpieza, transporte, viajes, etc.
Atención a la Infancia y a Mayores.
El envejecimiento de la población y la incorporación de la mujer al trabajo son los motores que han activado este sector laboral: asistencia en tareas domésticas, cuidado de ancianos, entrega de comidas y mercancías a domicilio, cuidado de niños, guarderías, escuelas infantiles y actividades extraescolares.
Por otro lado, la elevada tasa de jóvenes desempleados y las políticas dirigidas a paliar esta situación, fomentan la puesta en marcha de proyectos que aumentan la demanda de profesiones relativas a la inserción laboral y la integración social de este colectivo.
En definitiva, los nuevos yacimientos de empleo ofrecen oportunidades de empleo o autoempleo en sectores emergentes. Este artículo es una introducción a este interesante tema que seguiremos desarrollando.
La información y la formación en prevención de riesgos laborales
La información y la formación en prevención de riesgos laborales
La Ley 31/1995, de 8 noviembre, de Prevención de Riesgos Laborales, tiene como uno de sus objetivos básicos y de mayor trascendencia para el futuro de esta ley, el fomentar una auténtica cultura preventiva.
Para conseguir este objetivo es fundamental promover la mejora de la educación en dicha materia en todos los niveles educativos, involucrando a la sociedad en su conjunto. Si la formación se empezara a impartir a edades tempranas en los colegios, los resultados serian mayores y mejores, y el adolescente cuando terminara su enseñanza obligatoria tendría una visión y una filosofía en esta materia totalmente diferente a la que pudieran tener sus padres.
La información y la formación en prevención de riesgos laborales, son elementos esenciales de la actividad preventiva, con objetivos marcados tanto a corto como a largo plazo. Los objetivos inmediatos, son los de aportar al trabajador los datos, conocimientos y habilidades para que sea capaz de desarrollar sus funciones con las mayores garantías de seguridad y salud. A largo plazo, la meta de la información y la formación es la de lograr una cultura preventiva que facilite la integración de la prevención en todas las actividades y decisiones de la organización.
Podemos definir la “información” como el conjunto de datos que permiten aumentar los conocimientos o el proceso de transmisión de datos de una persona a otra. En Prevención de Riesgos Laborales, podemos definirla como el conjunto de “instrucciones” que necesita el trabajador para realizar el trabajo de forma segura.
Y la “formación”, la podemos definir como las comunicaciones orales o escritas que se imparten al trabajador con el objeto de que se incremente su habilidad y competencia para el desempeño de la actividad laboral asignada en condiciones de seguridad y salud adecuadas.
La diferencia esencial entre la información y la formación, es que con la información, se transmiten datos sin esperar una respuesta o cambio de actitud por parte del receptor.
La Ley de PRL, recoge en sus artículos 18 y 19, las obligaciones en materia formativa a llevar a cabo por el empresario, entre las que identificamos, que la “información y la formación”, debe ser suministrada a todos los trabajadores de la empresa, independiente de su relación laboral, ya sean indefinidos o de duración determinada, y a los trabajadores autónomos que prestan servicios en la empresa.
Debe ser impartida en el momento de la contratación, y periódicamente, cuando cambien las condiciones de trabajo tanto por las funciones desempeñadas por el trabajador, como por la introducción de nuevos equipos de trabajo y tecnologías.
Debe contener los riesgos generales y específicos del puesto de trabajo, las medidas preventivas a adoptar y las medidas de emergencia.
La formación debe ser teórica y práctica, el trabajador dispondrá de conocimientos para utilizar correctamente un extintor, para la elección y utilización adecuada de los equipos de protección individual (EPI,s), para el manejo de equipos de trabajo, para la manipulación de sustancias químicas,…, en resumen, cualquier instalación, equipo, producto o sustancia utilizada durante el trabajo.
La formación deberá impartirse dentro de la jornada de trabajo o fuera de ella, previa negociación con los trabajadores o sus representantes, ya que el tiempo dedicado a la formación se considera como tiempo de trabajo y su coste nunca deberá recaer en ningún caso sobre el trabajador. Deberá existir registro por escrito de la información y formación impartida.
Además, de todo lo expuesto anteriormente, debemos resaltar la importancia de la eficacia de la formación, que está directamente relacionada con la planificación de la misma. Por ello, debe estar enfocada a resolver problemas reales y orientada a obtener resultados. Los pasos a seguir para que una formación sea eficaz son:
- Identificar que formación necesita la empresa.
- Decidir las prioridades formativas.
- Elegir los métodos y recursos para la formación.
- Comprobar su eficacia: evaluación de la formación.
El proceso de evaluación de la eficacia de la acción formativa incluye los siguientes aspectos: medir, valorar y controlar. Se puede hablar de una doble evaluación:
- Evaluación puntual al finalizar la acción formativa.
- Evaluación después de haber transcurrido un tiempo.
La evaluación puntual es la más utilizada, pero también la menos útil, ya que su objetivo es comprobar si el alumno recuerda una serie de datos, lo que no implica que esta información haya sido integrada eficazmente en la conducta del alumno. Por este motivo, la evaluación debe ser continua a lo largo del tiempo.
Los instrumentos de evaluación son múltiples y de muy diversa índole, vamos a destacar los utilizados en a evaluación de la modificación de actitudes y conductas, que es lo más nos interesa en prevención de riesgos laborales, que se lleva a cabo mediante:
- Cuestionarios de escalas actitudinales.
- Entrevistas personales a los trabajadores y jefes jerárquicos.
- La observación del trabajo cotidiano, al objeto de comprobar si se aplican los conocimientos adquiridos.
- El análisis de los controles activos y reactivos (investigación de los daños a la salud, inspecciones de seguridad, auditorias de prevención, etc.).
Por tanto, como conclusión, queda patente la importancia de la información y la formación en prevención de riesgos laborales, herramientas fundamentales que nos ataña a todos, Administración Pública, Empresa, y Trabajadores, y todos debemos poner nuestro granito de arena para fomentar una auténtica cultura preventiva y facilitar la integración de la Prevención en la empresa en todos los niveles, con un fin común, conseguir una mejor calidad de vida.
Qué son las cualificaciones profesionales
El Sistema de Reconocimiento, Evaluación, Acreditación y Registro de las Cualificaciones Profesionales se basa en la Ley 5/2002 del 19 de Junio de Cualificaciones y de la Formación Profesional. Es el instrumento técnico que trabaja como centro integrador y mediador entre la formación no reglada del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales y la formación reglada del Ministerio de Educación y Ciencia. Hasta ahora ambos ministerios expedían títulos y certificados profesionales sin que existiera una relación académica o profesional entre ambos. Con esta Ley se pretende que dichos títulos y certificados sean más coherentes con las necesidades del mercado laboral y que sean reconocidos de igual manera por ambos Ministerios.
Para ello se está creando a nivel europeo y nacional un Sistema de Cualificaciones Profesionales y de Formación Profesional que refuerce la formación continua, facilite la adecuación entre la oferta y la demanda del mercado de trabajo y la acreditación de la experiencia laboral a través del marco de las competencias profesionales.
Esta labor es asumida a nivel nacional por el Instituto Nacional de las Cualificaciones (INCUAL) y en nuestro archipiélago es representado por el Instituto Canario de Cualificaciones Profesionales (ICCP).
Las Cualificaciones Profesionales se definen como un conjunto de competencias profesionales adquiridas a través de la experiencia laboral acreditada o a través de la formación ocupacional o reglada. Cada una de estas competencias está asociada a un módulo formativo. Una vez conseguida el conjunto de competencias de una Cualificación Profesional un sujeto obtendrá el certificado profesional correspondiente a dicha cualificación.
Uno de los instrumentos que está desarrollando en estos momentos el ICCP es el Catálogo Nacional de las Cualificaciones Profesionales. Este Catálogo ordena las Cualificaciones Profesionales en función de las competencias profesionales. Comprende las cualificaciones profesionales más significativas del sistema productivo español, organizadas en 26 familias profesionales (teniendo en cuenta las competencias profesionales y la afinidad a los puestos de trabajo) y 5 niveles de cualificación que corresponden al grado de conocimiento, responsabilidad y autonomía de la persona en el puesto de trabajo. Este catálogo constituye la base para elaborar la oferta formativa de los títulos y los certificados de profesionalidad.
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La CCE se reúne con el Viceconsejero de Formación Profesional y Cualificaciones Profesionales para avanzar en el diseño de un modelo de Formación Profesional Dual en Canarias
La CCE se ha reunido con Francisco Rodríguez Machado, Viceconsejero de Formación Profesional y Cualificaciones Profesionales y con Alfredo Espinosa Vega, Director General de Cualificaciones Profesionales del Gobierno de Canarias para conocer las principales demandas del sector productivo de Canarias en materia de formación y avanzar en el diseño de un modelo de Formación Profesional Dual en Canarias.
La reunión estuvo presidida por el Vicepresidente Ejecutivo de la CCE, José Cristóbal García y Montserrat Villalba, presidenta de la Comisión de Formación para el Empleo de la CCE.
En este encuentro participaron representantes empresariales de los diferentes sectores productivos y pudieron exponer las dudas que genera la implantación de la nueva FP a partir de la publicación de la Ley Orgánica de ordenación e integración de la Formación Profesional.
Durante la reunión, el Viceconsejero también expuso a los miembros de la Confederación las prioridades estratégicas sobre las que pivota el trabajo del Gobierno de Canarias en esta materia, y puso especial énfasis en la necesidad de potenciar la orientación, la acreditación y la formación para reducir los niveles de abandono escolar temprano y el desempleo en las Islas.