Conclusiones del Informe de Coyuntura Socioeconómica, Septiembre 2021
Puede acceder al informe completo a través del siguiente enlace: septiembre 2021
Los datos más recientes muestran que la economía mundial continúa en fase de recuperación, si bien las diferencias en el proceso de vacunación que están experimentando los diferentes países, y las tensiones en el suministro de las cadenas de producción mundial, están obligando a moderar las previsiones de crecimiento que se habían anunciado para este año.
Este es el caso del FMI que ha revisado a la baja la previsión que hacía el pasado mes de julio sobre el avance de la economía mundial para 2021, y ahora estima un crecimiento del 5,9 por ciento, frente el 6,0% anterior.
En el caso de las economías avanzadas donde mejoran los datos epidemiológicos, continúan levantando las restricciones que aún venían conteniendo la actividad productiva, aunque la falta de stocks están haciendo aflorar tensiones en las cadenas de suministro a nivel mundial que ya comienzan a repercutir sobre la actividad manufacturera, y apuntan a posibles problemas de abastecimiento que pueden afectar a la recuperación del consumo.
La presión de la demanda sobre la oferta se está sucediendo, además, en un contexto de encarecimiento de los costes energéticos y de insumos industriales que se traslada a los precios de consumo en, prácticamente, todas las regiones del Globo, especialmente en economías avanzadas como EEUU, donde los precios se elevaron un 5,4% durante el pasado mes de septiembre, o la Zona Euro, donde la inflación también se ha situado en máximos, con un 3,4 por ciento.
El conjunto de las economías avanzadas crecerán, a juicio del FMI, un 5,2% durante este año, lo que supondría una rebaja de cuatro décimas de punto respecto del avance previsto en el mes de julio, cuando las estimaciones auguraban un ascenso del 5,6 por ciento.
No obstante, el FMI prevé una mejora para el año 2022 y revisa al alza su previsión de crecimiento para ese año en una décima de punto hasta el 4,5 por ciento, confiando en que se normalicen la producción y los precios.
En el caso de Estados Unidos, los datos del segundo trimestre del año resultaron inferiores a los previstos y el FMI ha recortado en casi un punto porcentual su previsión de crecimiento para este año, pasando del 7,0% que preveía en el mes de julio, hasta el 6,0 por ciento que ha anunciado recientemente, en un contexto en el que la FED comienza a sopesar la posibilidad de adelantar a 2022 la subida de tipos que había anunciado para el año 2023.
En lo que se refiere a las economías emergentes, el FMI ha optado por mejorar en una décima el crecimiento previsto para el conjunto de estas economías durante 2021, porque, aunque la situación epidemiológica continúa condicionando su evolución en el medio y largo plazo, el encarecimiento de las materias primas podría impulsar su avance, al menos durante este año, con la excepción de China, para el que prevé un crecimiento más moderado que el anunciado el pasado mes de julio, debido a los recortes de la producción industrial y el anuncio de la retirada de estímulos fiscales.
La mayor parte de los países que conforman este grupo de economías continúan mostrando dificultades para avanzar en su proceso de vacunación, y eso los hace vulnerables a la aparición de nuevas variantes del virus COVID-19, como la DELTA.
Esta debilidad impide, a su vez, la reactivación plena de la producción en estas economías, especialmente de insumos y materias primas que demanda la industria a nivel mundial.
Por lo que se refiere a las previsiones de la Eurozona, los indicadores más recientes han llevado al FMI a revisar al alza el crecimiento previsto para 2021, en cuatro décimas de punto, hasta el 5,0%, en un contexto marcado por el repunte de la actividad que ha propiciado el levantamiento de las restricciones a la movilidad, lo que permite conferir una mayor dosis de optimismo respecto del impulso que podrán experimentar los servicios, y con ello, la demanda interna en el área del Euro.
Este crecimiento estaría sustentado, principalmente, por la mejora prevista en países como Italia y Francia, donde se ha revisado su crecimiento en nueve y en cinco décimas, respectivamente, aunque otras economías relevantes de la zona como Alemania o España, podrían cerrar el año con avances positivos, aunque inferiores a los previstos inicialmente.
En el caso concreto de España, el FMI rebaja el crecimiento previsto en medio punto porcentual, hasta el 5,7% para 2021, aunque mejora su previsión para 2022 cuando el PIB español podría alcanzar una tasa de crecimiento del orden del 6,4 por ciento.
Las previsiones del FMI resultan más moderadas que las anunciadas por el Gobierno de España que las mantiene en el 6,5% para 2021, y en un 7,0% para 2022, tal y como señala el informe económico-financiero que acompaña el proyecto de Ley de Presupuestos Generales del Estado para 2022.
Las previsiones del Ejecutivo superan, para ambos años, las estimaciones de la mayoría de los organismos internacionales y se apoyan en la recuperación prevista por la demanda interna, especialmente por el aumento del consumo de los hogares que, a juicio del Gobierno, repuntará al alza en un 8,0 por ciento durante 2021, tras la drástrica contracción que experimentó en 2020 cuando anotó un descenso del 12 por ciento; y de la inversión, que podrá avanzar un 7,0%, impulsada principalmente por el impacto de los Fondos Europeos.
Las previsiones sobre el mercado laboral apuntan a que la reactivación económica en España, especialmente en el sector servicios, permitirá aumentar el empleo y contener la tasa de paro en el entorno del 15,2 por ciento.
A este respecto, los datos más recientes muestran un repunte del 1,3% en la afiliación a la Seguridad Social durante el pasado mes de septiembre, lo que supone 248.235 trabajadores más con respecto al mes de agosto.
Pese a la mejora del empleo, aún permanecían en situación de ERTE 239.230 trabajadores en nuestro país, lo que equivale a un 1,2% del total de afiliados a la Seguridad Social.
En lo que se refiere al paro registrado, los datos de septiembre muestran un descenso del 2,3% mensual, y del 13,7% si comparamos con la situación de un año antes, lo que supone 518.683 desempleados menos que los inscritos en el mes de septiembre de 2020.
En el caso de Canarias, las cifras de afiliación a la Seguridad Social también registraron un repunte mensual del empleo, sumando 31.021 afiliados más que los contabilizados durante el mes anterior, lo que implica un aumento del 4,0% al cierre del pasado mes de septiembre.
Todos los sectores recuperan empleo, especialmente en los servicios, donde el número de afiliados se habría incrementado en 30.125 nuevos trabajadores, la mayor parte en el ámbito de Educación, donde el número de afiliados se ha incrementado en 19.119 efectivos coincidiendo con el inicio del nuevo curso escolar.
En la “Hostelería” también se creaba empleo durante el mes de septiembre, y sumaba 4.294 nuevos afiliados, además de las “Actividades administrativas y servicios auxiliares”, donde el empleo aumentó en 2.995 efectivos, y los “Transportes”, en los que la afiliación se elevó en 1.845 afiliados.
En sectores como la construcción y la industria la afiliación creció en 451 y en 230 trabajadores, respectivamente, al tiempo que en la agricultura se sumaron 215 efectivos más que en el pasado mes de agosto.
No obstante, pese al repunte que mostraba el empleo en Canarias el pasado mes de septiembre, es necesario insistir en que, en las Islas, aún se encuentran en situación de ERTE un total de 28.619 efectivos, lo que implica un 3,6% de los afiliados a la Seguridad Social en el Archipiélago, y el empleo aún se sitúa por debajo del que se contabilizaba antes de la irrupción de la pandemia.
Al cierre del pasado mes de septiembre, Canarias registraba 19.204 trabajadores en alta menos que en febrero de 2020, lo que resulta especialmente acusado en el caso de la actividad privada, sobre todo en ramas como la Hostelería, el Comercio y los Transportes que, en conjunto, aún contabilizan una pérdida de 28.964 trabajadores, mientras que, por el contrario, ramas ligadas a la Administración pública como Educación o Sanidad anotan un crecimiento del empleo en este mismo periodo de 11.517 afiliados.
En este escenario, el paro registrado en Canarias se ha reducido un 8,8%, durante el pasado mes de septiembre, y se ha situado en 213.558 desempleados, esto es, 20.699 parados menos que los inscritos en las listas oficiales en el mes de agosto.
En cambio, si comparamos los datos con los apreciados al comienzo de la pandemia, el número de parados en Canarias sigue siendo un 2,8% mayor que el registrado en febrero de 2020, y ello sin contabilizar el número de trabajadores en ERTE.
Los datos de empleo, como vemos, mejoran en un contexto marcado por la recuperación de actividades clave para nuestra economía como es, principalmente, el turismo.
A este respecto, los principales mercados emisores de turistas del Archipiélago flexibilizaban las restricciones a la movilidad y ello ha permitido que el sector haya iniciado una reactivación paulatina que comienza a apreciarse en los indicadores como la entrada de turistas extranjeros, el número de establecimientos alojativos abiertos y el grado de ocupación.
Los últimos datos disponibles muestran que la llegada de visitantes foráneos a las Islas durante el pasado mes de septiembre creció un 6,7% mensual, hasta contabilizar un total de 612.766 turistas entrados en el Archipiélago, una cifra que multiplica por seis el dato de hace un año, cuando en el mismo mes de septiembre de 2020 llegaron a Canarias menos de 100.000 pasajeros extranjeros.
No obstante, lo cierto es que las cifras del sector, y pese a la reactivación de estos últimos meses, aún se sitúan en niveles muy inferiores a los que venía registrando antes de la pandemia.
En términos acumulados, el número de turistas extranjeros en lo que va de este año alcanza los 2,3 millones de visitantes, lo que implica que aún está un 29,1% por debajo del dato acumulado durante el mismo periodo de 2020, y se aleja mucho de los más de 9,7 millones de turistas que visitaron las Islas Canarias entre los meses de enero y septiembre de 2019.
El consumo interno continúa dando muestras de debilidad, tal y como refleja la evolución de los precios de consumo durante el último mes.
Si bien el valor general del IPC aumentó un 0,8% el pasado mes de septiembre, lo hacía como consecuencia del repunte que tradicionalmente por estas fechas siempre experimentan los precios de “Vestido y calzado” y, principalmente, por el comportamiento alcista que vienen mostrando los carburantes y la tarifa eléctrica.
Precisamente estos grupos de bienes y servicios también impulsaban al alza el índice general en términos interanuales, hasta registrar un avance de los precios del 3,2% en comparación con el dato de septiembre de 2020, aunque la inflación subyacente se mantiene en valores muy moderados, con un avance del 0,9 por ciento.
La economía canaria comienza a dar señales de reactivación, aunque el proceso está siendo paulatino y aún parcial, dadas las medidas restrictivas que todavía impiden la reanudación normal de la actividad en la totalidad de sectores.
Por este motivo, la adopción de medidas de apoyo que han venido aplicándose para asegurar la supervivencia de empresas y autónomos deben tener continuidad, al menos hasta que la recuperación se consolide, fomentando además líneas de incentivos e inversión que permitan mayores avances en materia de competitividad y recuperar, así, el empleo en Canarias, altamente mermado por las crisis del COVID-19.