Conclusiones del Informe de Coyuntura Socioeconómica, Noviembre de 2020

17 de diciembre de 2020|In Actualidad CCE

Conclusiones del Informe de Coyuntura Socioeconómica, Noviembre de 2020

Tras registrar un crecimiento mayor del esperado durante el tercer trimestre del año, buena parte de los indicadores económicos más recientes apuntan a que la actividad mundial pudiera volver a contraerse durante el tramo final del año, como consecuencia del creciente número de contagios ligados a la segunda ola de la pandemia y que ha llevado a endurecer, en mayor medida, las restricciones a la movilidad en numerosos países, especialmente en Europa.

Al mismo tiempo, todavía persisten otros factores de riesgo que no se limitan a la crisis sanitaria y que perjudican a la confianza de los operadores económicos, como es el caso del Brexit, que pese a los avances de los últimos días, sus términos finales siguen sin resolverse, a falta de apenas dos semanas para que finalice el periodo de transición pactado entre el Reino Unido y la UE. 

Con todo, de cara a 2021 han surgido nuevas informaciones que han permitido abrir una puerta al optimismo y mejorar en cierta medida la confianza, como la disponibilidad de distintas vacunas o el resultado final de las elecciones presidenciales en EEUU, que se espera pueda ayudar a rebajar las fuertes tensiones comerciales globales de los últimos años.

En todo caso, el nivel de incertidumbre sobre la duración de la crisis sanitaria, los efectos más o menos persistentes que ejerza sobre la actividad productiva y, por lo tanto, sobre la evolución de la recuperación posterior, se mantiene en cotas muy elevadas.

En este escenario, tanto la FED como el BCE anunciaron la aplicación de nuevas medidas de estímulo monetario, destinadas a afianzar un entorno financiero marcadamente acomodaticio manteniendo los tipos de interés en niveles históricamente bajos y articulando nuevas inyecciones de liquidez en los mercados financieros.

Con respecto a EEUU, su actividad económica ha mostrado una mayor robustez al impacto de la pandemia frente a otras economías avanzadas. No obstante, el drástico empeoramiento de los contagios en este país pudiera lastrar la recuperación económica, que ha perdido buena parte de su vigor en las últimas semanas. Ello a la espera de que se alcance un acuerdo sobre un nuevo paquete fiscal que podría rondar los 1,2 billones de dólares, que se sumarían a los 3 billones aprobados anteriormente.

En lo que atañe a China, los datos de avance correspondientes al último trimestre de 2020, parecen confirmar la vigorosa recuperación de su actividad económica de los últimos meses, y las previsiones apuntan a que pueda cerrar el año en niveles pre-Covid, siendo además la única de las grandes economías del globo que se espera logre cerrar este ejercicio con datos de crecimiento positivos.

Por el contrario, la rápida expansión de la segunda ola de la pandemia en la Eurozona y el consecuente endurecimiento de las restricciones, ha supuesto un importante freno al fuerte efecto rebote observado en la mayor parte de sus economías tras el comienzo de la desescalada.

No obstante, y aunque estas nuevas restricciones pudieran tener un impacto más moderado sobre la actividad económica del que tuvieron las medidas de confinamiento total impuestas durante el segundo trimestre, no puede descartarse que sus efectos deriven nuevamente en una contracción de la actividad de cara al cuarto trimestre del año en algunos de los países que conforman el Eurogrupo.

Las últimas previsiones del BCE para el área del Euro apuntan en este sentido, pues aunque mejoran en 7 décimas su escenario central de cierre para 2020 (-7,3%), empeoran en 1,1 puntos el crecimiento esperado para 2021, hasta situarlo en el 3,9 por ciento.

Ello pese a que el BCE ha incorporado dentro de sus nuevas previsiones el efecto esperado de la puesta en marcha de los Fondos Europeos de reconstrucción, que se estima puedan empezar a distribuirse en el segundo semestre de 2021, tras haberse facilitado recientemente el camino para su aprobación definitiva después de que Hungría y Polonia retiraran su veto al mecanismo que vincula los pagos de la UE con los principios del Estado de derecho.

Por su parte, en el caso de España, las últimas previsiones del Banco de España prevén un escenario en el que el PIB nacional podría caer a un ritmo del 11,1% durante 2020, que vendría continuado de un crecimiento del 6,8% para 2021 y del 4,2% para 2022, sin que se logre recuperar los niveles de actividad anteriores a la pandemia hasta mediados de 2023.

En este contexto, la tasa de paro en el escenario central planteado por el Banco de España finalizaría 2020 en el 15,8% de la población activa y se elevaría hasta el 18,3% durante 2021, para posteriormente presentar un comportamiento descendente aunque en niveles superiores a la media anterior a la pandemia, situándose en el 15,6% en 2022 y el 14,3% en 2022.

En cuanto a los datos más recientes del mercado laboral, los datos de afiliación a la Seguridad Social en nuestro país, a último día del mes de noviembre, han vuelto a reflejar el elevado grado de incertidumbre que aún acusa la actividad económica.

Así, las estadísticas oficiales señalan un retroceso del número de afiliados en el conjunto del Estado del 0,1%, esto es, 11.832 afiliaciones menos que en el pasado mes de octubre. En términos interanuales, por su parte, se habría producido un retroceso de 440.861 efectivos, un 2,3% menos que en el mismo mes de 2019.

Esta tendencia negativa también habría tenido traslado a la evolución del mercado laboral de Canarias, si bien con una mucha mayor intensidad que en el total nacional, lo que vuelve a constatar el mayor impacto sobre nuestro territorio de los efectos del COVID-19 y las fuertes medidas adoptadas para su contención todavía vigentes.

De este modo, atendiendo a los datos de afiliación a la Seguridad Social a último día del mes de noviembre, se observa que el número de afiliados en el Archipiélago experimentó un descenso mensual de 2.514 trabajadores, una caída del 0,3% al cierre del mes.

Diferenciando por ramas de actividad, se aprecia que el retroceso del empleo en las Islas resulta especialmente intenso en actividades clave como la “Hostelería”, donde se han perdido 2.013 efectivos con respecto a octubre, o los “Transportes”, que han perdido en el último mes un total de 288 efectivos.

En cambio, las ramas más estrechamente ligadas al sector público han continuado creando empleo, aunque han comenzado a mostrar las primeras señales de agotamiento, como en el caso de la “Educación”, con 863 altas adicionales o la “Administración Pública”, que apuntó un ascenso de 39 personas; mientras que las afiliaciones en “Sanidad” se aminoraron en el último mes en 1.691 trabajadores.

Tomando como referencia el periodo transcurrido entre febrero y noviembre, el número de trabajadores afiliados a la Seguridad Social en las Islas durante la pandemia acumula una caída de 40.374 personas, un descenso del 4,9%, que más que triplica el registrado en el conjunto nacional, donde la afiliación se ha reducido en el mismo periodo un 1,6% (304.963 afiliados menos).

Durante este periodo, se aprecia que siguen siendo las actividades del sector privado y en concreto las de servicios, las que han absorbido la práctica totalidad de la caída del empleo regional, toda vez que la “hostelería” acumula desde febrero una caída de 25.064 empleados, el “comercio” de 8.382 afiliados menos, los “transportes” de 3.953 efectivos y las “Actividades administrativas” de 3.918 personas, suponiendo, en su conjunto, un total de 41.317 trabajadores menos desde el comienzo de la pandemia y la declaración del estado de alarma en nuestro país.

En cambio, la afiliación en las actividades más vinculadas con el sector público, como la “Sanidad”, la “Educación” y la “Administración Pública”, han descrito, conjuntamente, un crecimiento de 8.729 empleos, siendo a destacar la actividad sanitaria, que en comparación con el mes de febrero ha sumado un total de 4.565 nuevas altas.

En lo que se refiere al resto de sectores, la agricultura ha registrado una caída de 1.235 afiliados y la industria una contracción de 909 efectivos, mientras que, por el contrario, el sector de la construcción ha elevado su cifra de afiliación a la Seguridad Social en 316 personas en comparación con los datos de febrero.

En cuanto al paro registrado, los datos de noviembre también reflejan el mayor efecto de la pandemia en las Islas, constatando un aumento del desempleo del 2,22% mensual, 5.832 desempleados más que en octubre, notoriamente superior al avance del 0,66% anotado a escala estatal.

Por sectores, se observa que todo ellos registraron un crecimiento del desempleo con respecto al mes anterior, si bien destaca el apreciado en los servicios, donde se observaron 4.079 parados más que en octubre (+2,02%).

A este le siguió el colectivo “Sin empleo anterior”, que observó un repunte mensual de 1.169 nuevos inscritos como demandantes de empleo (+5,52%), la construcción, que observó un aumento de 359 demandantes (+1,47%); la industria y la agricultura, con sendos crecimientos de 118 (+1,22%) y 107 desempleados (+1,91%), respectivamente.

En términos interanuales, el paro registrado se elevó en 57.426 trabajadores, un 27,23% más que en noviembre de 2019, situando el total de inscritos como demandantes de empleo en Canarias en 268.319 desempleados.

En cuanto a la actividad turística, la entrada de visitantes extranjeros durante el mes de noviembre experimentó un repunte durante el pasado mes de noviembre, con un aumento de 17.588 turistas (+12,0%), aunque aún acumula una caída del 69,6%, lo que supone que el sector, a un mes de finalizar el año, ya debe asumir la pérdida de 8,4 millones de turistas en comparación con el mismo periodo de 2019.

El avance registrado el pasado mes de noviembre es el segundo incremento consecutivo que muestra la llegada de turismo foráneo al Archipiélago, aunque debe tenerse en cuenta que en las últimas semanas se han sumado nuevos elementos de incertidumbre que añaden nuevas dificultades a la débil recuperación de los dos últimos meses, tras el anuncio del Reino Unido de retirar al Archipiélago de su lista de corredores seguros o el decreto del gobierno alemán de reducir la movilidad no esencial hasta el próximo 10 de enero.

Con respecto al mercado interior, los datos de IPC correspondientes al pasado mes de noviembre, vuelven a constatar un marcado estancamiento del consumo que pudiera retrasar también la reactivación de nuestra economía, toda vez que los precios en Canarias permanecieron invariables durante el último mes, y acumulan, en los once primeros meses del año, un descenso del 0,2 por ciento.

En términos interanuales, la inflación en Canarias también registró una tasa de variación nula, al contrario que en el ámbito nacional, donde se redujo un 0,8 por ciento.

Desde este enfoque, el diferente comportamiento que muestran los precios en las Islas con respecto al total nacional ha vuelto a responder al comportamiento mostrado por los carburantes que, en Canarias, se redujeron con respecto al año anterior un 6,7%, prácticamente la mitad que en el conjunto del territorio nacional, donde registraron un descenso del 13,2 por ciento.

Esta evolución incidió directamente en un retroceso de los precios del grupo “Transporte” más moderado en las Islas, donde han descendido un 3,0%, dos puntos menos que en el conjunto del Estado, donde los precios del grupo han descendido un 5,1 por ciento.

La actividad económica confronta el cierre de un año que está resultando especialmente complejo tanto desde el punto de vista sanitario como el económico, marcado por la virulencia y la rápida propagación que ha tenido el COVID-19 por todo el planeta y por las fuertes medidas de contención implementadas a lo largo del año para tratar de contenerlo.

La incidencia de la pandemia y su prolongación en el tiempo están llevando a las empresas de Canarias a un punto de no retorno, en el que resulta imperativo aprobar, sin más dilación, la prórroga efectiva de mecanismos de flexibilidad como los ERTES durante el periodo que sea necesario, y articular medidas más contundentes que den ayuda directa a las empresas que logren garantizar la supervivencia de nuestro tejido productivo y del empleo que genera.

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