Conclusiones del Informe de Coyuntura Socioeconómica, Mayo 2021
Conclusiones del Informe de Coyuntura Socioeconómica, Mayo 2021
Los últimos indicadores disponibles apuntan a que la economía mundial parece haber consolidado en las últimas semanas las incipientes señales de recuperación que ya había empezado a mostrar en los meses anteriores, beneficiada en buena parte del importante apoyo que están suponiendo para el consumo y la inversión los paquetes fiscales aprobados en territorios como EEUU o China y el mantenimiento de las condiciones financieras favorables.
Sin embargo, el principal protagonista de esta recuperación estaría resultando el mayor dinamismo que ha cobrado el ritmo de vacunación en la mayor parte de las economías avanzadas, pero sobre todo en la Eurozona, y que ha permitido comenzar a relajar las restricciones impuestas para contener las últimas olas de la pandemia, posibilitando la reapertura paulatina de la movilidad entre sus países, además del levantamiento de los cierres perimetrales internos y las limitaciones de horarios y aforos.
La conjunción de todos estos factores ha supuesto acelerar la reactivación de la economía mundial, y con ello, elevar la confianza de los consumidores y la inversión, si bien es cierto que el mayor optimismo generado no está exento aún de riesgos a la baja, dada la incertidumbre que todavía persiste ante la posibilidad de que las vacunas existentes no resulten eficaces frente a las nuevas variantes del virus y el mayor grado de vulnerabilidad y capacidad más limitada para acelerar el proceso de vacunación que están confrontando las economías emergentes.
Por otro lado, no debe perderse tampoco de vista la aparición de crecientes desajustes entre la oferta y la demanda mundial de bienes y servicios, debido al notable repunte de la demanda paralizada el pasado año y los cuellos de botella que empiezan a surgir en las cadenas de suministros para cubrirla, que en un contexto de fuerte recuperación de la actividad económica general y ante una política de estímulos excepcionalmente expansiva, pueden traducirse en un aumento de las presiones inflacionistas, tal y como ya comienza a suceder en EEUU.
La inflación general en Estados Unidos se situó en mayo en el 5,0% interanual y la componente subyacente lo hizo en el 3,8%, sus mayores valores desde agosto de 2008 y resulta muy superior al objetivo de estabilidad en precios fijado por la FED.
Con todo, pese al riesgo de sobrecalentamiento de su economía y los elevados paquetes de estímulo implementados en este país desde que diera comienzo la crisis, la FED sigue estimando que este fenómeno inflacionario responde a factores temporales y de carácter transitorio, confirmando en su última reunión de junio que mantendrá invariables por ahora sus instrumentos de política monetaria, aunque ha anunciado una previsible subida de los tipos de interés de 50 p.b. para el año 2023.
En cualquier caso, las últimas previsiones de crecimiento para la economía estadounidense apuntan a que su actividad productivapodría haberse situado en el segundo trimestre del año en niveles previos a la pandemia y podría finalizar el ejercicio con un crecimiento superior al 6,0 por ciento.
En el lado opuesto, la falta de acceso a las vacunas presente en muchas de las economías emergentes está suponiendo que las expectativas de recuperación para este conjunto de países sean menos optimistas, con la excepción de China, en donde las previsiones de crecimiento para el conjunto de 2021 se sitúan en un robusto 8,3%, al abrigo de la fortaleza mostrada por su mercado interior, y también por la demanda exterior, que se está viendo muy favorecida por la recuperación mundial.
En el ámbito de la Eurozona y tras un primer trimestre lastrado por la intensificación de las medidas restrictivas para tratar de contener los rebrotes del COVID-19, los indicadores de actividad relativos al segundo trimestre de 2021 comienzan a dar muestras de una incipiente recuperación con un carácter más sostenido, como resultado sobre todo del notable avance en el ritmo de vacunación entre su población y la consecuente rebaja de las restricciones.
Una importante mejora que podría verse reforzada en los próximos meses gracias al esperado desembolso a partir del mes de julio de los fondos procedentes del Plan Europeo de Recuperación “Next Generation EU”, tras la reciente aprobación por parte de la Comisión Europea de los programas presentados por los diferentes países miembros y que deben servir de estímulo para la reactivación económica del conjunto de la Unión, y especialmente, en las regiones que han sido más castigadas por los efectos de la pandemia como España o Italia.
En este contexto, la Comisión Europea ha elevado sus previsiones de crecimiento para la Eurozona hasta el 4,3% para 2021 y hasta el 4,4% para 2022, frente al 3,8% que preveían para estos dos ejercicios anteriormente, y confirmó que el pacto de estabilidad y crecimiento seguirá suspendido, como mínimo, hasta el ejercicio 2023, lo que reduce en alta medida los riesgos de una retirada prematura de las medidas de apoyo y que pudiera afectar sobre todo a la recuperación de las economías que permanecen más débiles.
En lo que respecta a España, la información económica más reciente también se alinea con este mayor dinamismo de la actividad productiva lo largo del segundo trimestre del año, lo que habría sido debido a la significativa mejora de los datos epidemiológicos y la relajación de las medidas de contención, que han elevado las expectativas de recuperación económica.
En materia de empleo, las cifras de afiliación a la Seguridad Social, a último día del mes de mayo, muestran un incremento del 1,3% mensual, que implica 254.592 altas más que el mes anterior, y un avance del 3,6% interanual, que implica 660.332 altas más que en el mismo mes del ejercicio 2020.
Por otro lado, si comparamos estos datos con los contabilizados antes del inicio de la pandemia, se aprecia que la afiliación en nuestro país acumula ya una caída de un 0,2%, más moderada que la estimada en meses anteriores, si bien debemos recordar que prácticamente el 3,0% de los afiliados en el conjunto del país se encuentra todavía en situación de ERTE (542.142 personas).
En cuanto al paro registrado, los datos de mayo denotan un descenso del 3,3% con respecto a abril, y del 2,0% con respecto a hace un año, esto son, 76.526 personas menos en desempleo en el conjunto nacional, aunque, en comparación con febrero de 2020, las cifras siguen mostrando una abultada diferencia de 535.203 parados más que, en términos relativos, se traduce en un repunte del 16,5 por ciento.
Trasladando el análisis a Canarias, los datos de afiliación a la Seguridad Social al cierre del mes de mayo muestran que el mayor impacto que ha tenido la pandemia en nuestras Islas puede retrasar la aparición de indicios de recuperación con respecto al resto del Estado.
A pesar del ligero incremento mensual del 0,5% (4.104 efectivos adicionales) que mostró la afiliación durante el pasado mes de mayo, lo cierto es que, en comparación con los datos de empleo que registraba Canarias antes de la pandemia, aún se aprecia una caída del 5,5%, lo que implica que aún hay 45.103 trabajadores menos en las Islas que en febrero de 2020, frente al descenso que, en este mismo periodo, contabiliza el conjunto de nuestro país (-0,2%).
El sector servicios continúa causando el mayor impacto, con 44.077 afiliados menos con respecto a febrero de 2020, destacando, especialmente, la destrucción de empleo de la actividad privada en las ramas de la “Hostelería”, el “Comercio”, los “Transportes” y las “Actividades administrativas”, donde se han perdido 51.764 afiliados a la Seguridad Social, en comparación con el segundo mes del año 2020.
En cambio, las ramas más vinculadas al sector público continúan arrojando valores positivos con los datos registrados en el mes de febrero de 2020, constatando un repunte conjunto de la afiliación de 12.719 efectivos en las ramas de “Sanidad”, “Educación” y “Administración pública” durante el quinto mes del año.
La afiliación en el sector agrario y la industria permanece aún en un valor inferior a la irrupción de la pandemia, evidenciando una disminución de 1.575 trabajadores, en el primer caso, y de 1.000 afiliados en el segundo; mientras que, por el contrario, la construcción contabiliza 1.549 efectivos más con respecto a las cifras apreciadas en febrero de 2020.
Si atendemos a los datos de paro registrado en las Islas, estos también denotan la especial sensibilidad de la economía del Archipiélago al impacto del COVID-19, toda vez que aunque también se apreció una disminución del desempleo con respecto a abril, a razón de un 1,8%, resultó muy inferior a la contabilizada en el conjunto nacional (-3,3%).
Por otro lado, ampliando la comparativa al comienzo de la crisis sanitaria, el número de efectivos en desempleo en Canarias todavía se distancia en un 33,5% con respecto a febrero de 2020, 17 puntos porcentuales por encima que en el concierto nacional (+16,49%).
Con respecto a la actividad turística, Canarias, pese a la evolución a la baja de los contagios y la mejora en el ritmo de vacunación mantuvo, hasta el mes de mayo, restricciones a la movilidad y acusó los efectos de la limitación de desplazamientos impuestas por los principales mercados emisores de turistas, lo que ha seguido condicionando el desempeño de su actividad.
Así, aunque la entrada de turistas foráneos a las Islas ascendió durante el quinto mes del año a un total de 159.817 visitantes, lo que supone un repunte mensual del 47,2%, los datos acumulados en lo que va de 2021 todavía permanecen en terreno negativo, con una caída del 80,8% si los comparamos con las visitas entradas entre enero y mayo del pasado ejercicio.
Por lo que se refiere al mercado interior, los datos del IPC correspondientes al mes de mayo evidenciaron un moderado incremento en Canarias del 0,4% mensual, condicionado una vez más por el ascenso de los precios de “Vestido y calzado” y del incremento de la tarifa eléctrica.
En términos interanuales, los precios repuntaron un 1,6% en el Archipiélago, frente al 2,7% observado en el conjunto del Estado, aunque la inflación subyacente, que descuenta el efecto sobre los precios de los componentes más volátiles, se mantuvo en valores negativos registrando una caída del 0,1 por ciento.
A la luz de todos estos datos, vuelve a ponerse de manifiesto el especial estado de fragilidad que sigue atravesando la economía de las Islas y que está dificultando en mayor medida lograr recuperar los valores anteriores a la irrupción de la pandemia, tanto en términos de actividad como de empleo, en lo que previsiblemente será un proceso de recuperación mucho más lento en Canarias frente al resto del territorio nacional y europeo.
Esta mayor sensibilidad de las Islas a los efectos de la pandemia justifican que en Canarias se apliquen medidas de apoyo singulares que contribuyan de manera efectiva a evitar la destrucción de nuestro tejido productivo y del empleo que genera, y en donde adecuar el futuro desembolso de los fondos Next Generation a las necesidades reales del Archipiélago jugarán sin duda un papel determinante a nivel económico, social, medioambiental y territorial.