Conclusiones del Informe de Coyuntura Socioeconómica, Enero de 2020
* Puede acceder al texto íntegro del Informe a través del siguiente enlace Informe enero 2020
En línea con la relativa mejoría apreciada por algunos indicadores en el tramo final de 2019, la actividad económica mundial ha mostrado durante los primeros compases de 2020 un cierto grado de estabilización en el crecimiento, favorecida por la recuperación del carácter acomodaticio de la política monetaria y la relajación de algunos de los principales focos de incertidumbre imperantes durante la mayor parte de 2019.
Entre estos últimos, cabe destacar el efecto positivo sobre el comercio internacional de la rebaja arancelaria derivada de la primera fase del acuerdo entre EEUU y China; la materialización de un Brexit con acuerdo -que ha evitado de momento una salida desordenada del Reino Unido de la UE, aunque aún a la espera de conocer hacia donde transitarán las negociaciones sobre el futuro marco de relaciones entre los dos territorios-; junto con la publicación de unos datos macroeconómicos algo más favorables a los esperados en algunas de la principales economías del globo, como es el caso de Estados Unidos.
La confluencia de todos estos factores ha permitido mejorar ligeramente la confianza de los operadores económicos y del sentimiento inversor en el comienzo del año, reduciendo en buena medida la volatilidad acusada por los mercados financieros durante los últimos meses y mejorar las expectativas económicas, si bien todavía de forma muy moderada.
Con todo, no se puede descartar un recrudecimiento de las tensiones comerciales y políticas todavía existentes en el plano internacional, ni perder de vista el surgimiento de nuevas incertidumbres, como puede ser la emergencia sanitaria derivada del coronavirus, cuyo alcance resulta aún desconocido; un posible empeoramiento de los conflictos geopolíticos ocurridos en Oriente Medio y su repercusión sobre la cotización internacional del petróleo o un nuevo repunte de las vulnerabilidades observadas el pasado año en varias economías emergentes como Rusia, Brasil o la India.
En este escenario, los datos económicos más recientes relativos a Estados Unidos reflejan que su actividad registró un comportamiento mejor de lo esperado al cierre del año.
Así lo avala el crecimiento del 2,3% interanual computado en el cuatro trimestre por este país, dos décimas superior al observado en el tercero (+2,1%), y que ha estado sustentado, sobre todo, en la fortaleza mantenida por el consumo privado y la inversión residencial, la notable solidez de su mercado laboral y la contribución positiva del sector exterior sobre su economía.
Esto último a pesar de las medidas proteccionistas y las tensiones comerciales que el país mantuvo con China y la Unión Europea durante el último trimestre de 2019.
Con respecto a la economía china, su PIB creció en el balance de 2019 un 6,1%, cinco décimas menos que el crecimiento registrado al cierre de 2018, lo que da continuidad al paulatino proceso de ralentización de su actividad perfilada en el último año, aunque dentro del intervalo de previsiones que manejaba su gobierno (entre el 6,0% y el 6,5%).
Todo ello a la expectativa de conocer los términos en que se desarrolle la segunda fase de las negociaciones comerciales con Estados Unidos, además de la incidencia que pueda ejercer el brote del coronavirus sobre la actividad productiva del país, siendo previsible que las autoridades chinas apliquen nuevos estímulos de índole fiscal y monetario para tratar de amortiguar su impacto económico.
En cuanto a la Eurozona, la primera estimación de crecimiento de la zona sitúa el avance del PIB para el conjunto de 2019 en el 1,2%, un resultado significativamente inferior al contabilizado en 2018 (+1,9%), y que vendría a confirmar la notable pérdida de ritmo de la actividad económica en el conjunto del Eurogrupo durante el último año.
Dicha evolución habría sido consecuencia, en su mayor parte, de factores geopolíticos como la constante incertidumbre generada en torno al “Brexit”, o la significativa debilidad mostrada por el comercio internacional, que ha afectado de manera especialmente intensa al sector manufacturero de la zona, y, muy particularmente, a la industria de Alemania.
En lo relativo a España, el Gobierno ha actualizado su cuadro de previsiones para nuestro país, y ha aprobado una nueva senda de estabilidad presupuestaria y el techo de gasto para 2020, que aún deben ser validados por la Comisión Europea y las Cortes Generales, como paso previo a la elaboración del proyecto de Presupuestos Generales del Estado que será presentado durante 2020.
En concreto, el Ejecutivo rebaja su previsión de crecimiento y estima un avance del PIB español del 1,6% para 2020, dos décimas menos que en sus anteriores proyecciones. La economía continuará desacelerándose y cerraría 2021 con un incremento del 1,5% para 2021. Se trata de una rebaja que ya adelantaban organismos internacionales como la Comisión Europea, el FMI o la OCDE.
El menor crecimiento previsto ha obligado también a flexibilizar el objetivo de déficit para 2020 que ahora los sitúa el Gobierno en el 1,8% del PIB, lo que implica prácticamente triplicar el objetivo inicial del 0,5% de la última senda aprobada por las Cortes Generales, y empeora incluso en una décima la previsión que había anunciado el Gobierno a mediados de 2019.
Se combina, de este modo, un escenario marcado con menores expectativas de crecimiento y una significativa expansión del gasto, lo que pudiera sumar nuevos condicionantes en el corto y el medio plazo para la actividad y la creación de empleo.
A este respecto, los últimos datos de afiliación a la Seguridad Social advierten de un fuerte descenso del empleo durante el primer mes de 2020.
Así, el número de trabajadores afiliados a la Seguridad Social, al último día del mes de enero, constató una disminución del 1,2% mensual, 220.041 efectivos menos que en diciembre. En términos interanuales, por su parte, la afiliación aumentó un 1,7%, 310.966 nuevas altas en comparación con enero de 2019, hasta un total de 19.041.595 personas en alta laboral durante el primer mes del año.
Mientras, el paro registrado se incrementó durante el pasado mes de enero un 1,08%, 90.248 desempleados más que en diciembre; si bien, con respecto al mismo mes del año anterior, se redujo un 0,97%, esto es, 31.908 demandantes menos, situando el total de desempleados en el conjunto del país en 3.253.853 personas.
Trasladando el estudio al ámbito de Canarias, los datos de la Contabilidad Trimestral del ISTAC, correspondientes al cuarto trimestre de 2019, estiman un crecimiento del 0,4% trimestral, una décima inferior al anotado por el conjunto nacional (+0,5%); siendo a destacar el repunte apuntado por los servicios (+0,8%) y la agricultura (+0,8%), como contraste a la contracción de la industria (-1,1%) y el estancamiento de la construcción (0,0%) en el último trimestre.
En comparación con el mismo periodo de 2018, la economía canaria habría registrado un avance interanual del 1,7%, también una décima por debajo que en el conjunto del Estado (+1,8%).
En cuanto al empleo, los datos de afiliación a la Seguridad Social, a último día del mes de enero, muestran también un retroceso de la cifra de afiliados, del 1,9% mensual, que se traduce en 15.390 efectivos menos que en el mes precedente.
La caída del empleo en las Islas ha afectado especialmente al conjunto de los servicios, que registró durante el último mes un descenso de 14.897 trabajadores, consecuencia, fundamentalmente, del retroceso observado en ramas como el “Comercio” (-4.819 afiliados), las “Actividades administrativas” (-2.979 efectivos) o la “Hostelería” (-2.877 trabajadores), en un contexto condicionado por el fin de la campaña navideña en el sector comercial.
Por su parte, el sector industrial y la agricultura redujeron en enero su número de afiliados en 580 y 219 trabajadores, respectivamente, mientras que, por el contrario, la construcción constató un aumento de 306 trabajadores en comparación con los inscritos en el mes de diciembre.
En cambio, con respecto al dato de hace un año, la afiliación se habría situado en terreno positivo, mejorando el resultado de enero de 2019 en un 1,5%, lo que implica la incorporación de 11.724 trabajadores más en el Sistema, hasta alcanzar, durante el primer mes de año, un total de 809.479 afiliados a la Seguridad Social.
En cuanto al paro registrado, este se incrementó en el Archipiélago un 1,40% durante el mes de enero, 2.915 desempleados más que en el mes anterior, situando el número de personas en situación de desempleo en 211.164 efectivos.
De manera similar, en los últimos doce meses, la cifra de paro se elevó un 0,83%, lo que supone un incremento de 1.745 demandantes de empleo.
En lo que respecta al turismo, tras concatenar tres meses de crecimiento, la entrada de turistas extranjeros a Canarias durante el mes de enero ha vuelto a situarse en terreno negativo, con un descenso mensual del 9,5%, 118.209 viajeros menos que en diciembre.
Del mismo modo, en comparación con enero de 2019, las visitas foráneas a las Islas cifraron un retroceso del 4,9%, que se traduce en una caída de 57.549 turistas con respecto al mismo mes del ejercicio anterior, contabilizando, durante el primer mes de 2020, un total de 1,1 millones de turistas procedentes del extranjero.
El mercado alemán ha seguido erigiéndose como el principal responsable de esta menor presencia de turistas en Canarias, con una caída del 9,1%, 25.016 turistas menos que en enero de 2019; seguido por el turismo británico, cuya afluencia de viajeros se redujo un 5,2%, 19.585 visitantes menos.
Además de la caída del empleo, y la menor actividad turística, los indicadores de consumo también dan muestras evidentes del deterioro que viene mostrando la demanda interna en Canarias.
La matriculación de vehículos nuevos se redujo en enero un 35,8% mensual, especialmente en los vehículos destinados al alquiler, con un descenso del 83,6%, aunque la caída de las ventas también afecto al segmento de vehículos empresariales (-38,3%) y de uso doméstico (-13,0%).
En materia de precios, el IPC en Canarias se redujo en enero un 0,6% mensual. Se trata de un descenso que, aunque ha estado condicionado por el efecto de las rebajas, que afectó a la evolución del grupo “Vestido y Calzado” (-15,1%); y, en menor medida, a “Muebles, artículos del hogar y artículos para el mantenimiento corriente del hogar” (-0,7%), denota también una clara contracción del consumo, habida cuenta de que la inflación subyacente, que descuenta el efecto sobre los precios de los componentes más volátiles, se situó en terreno negativo, con un descenso mensual del 1,3 por ciento.
No en vano, los precios solo aumentaron en grupos como “Vivienda, agua, electricidad, gas y otros combustibles” (+1,3%), y en “Transporte” (+0,8%), en un contexto en el que los carburantes y los combustibles se encarecieron durante enero un 3,7% en las Islas.
En términos interanuales, la inflación, aunque positiva, se mantiene en valores muy moderados, registrando un incremento del 1,0% tanto en Canarias como en el conjunto del país, debido, principalmente, al encarecimiento que experimentaron los “Transportes”, que en el último año ha visto elevar los precios en un 3,5% en Canarias y en un 4,0% en el conjunto del Estado. De este modo, la inflación subyacente se ha incrementado en apenas un 1,0% en un año.
Los datos de este informe vienen a poner de manifiesto que la economía canaria está dando muestras evidentes de desaceleración y de destrucción de empleo, en un contexto en el que la demanda interna, especialmente el consumo privado, afronta una fase de estancamiento.
Lejos de revitalizar el consumo como se había anunciado, medidas como el incremento del Salario Mínimo Interprofesional y otras reformas previstas en el mercado laboral generan distorsiones en los costes de producción y, en un entorno de desaceleración como el actual, no logran los efectos anunciados de expansión de renta, y muy al contrario, repercuten negativamente sobre el empleo.
Se trata de medidas que se han diseñado de espaldas a la realidad de cada territorio, y a la coyuntura actual, y en consecuencia, sus efectos negativos están revirtiendo con mayor intensidad en aquellas regiones que, como Canarias, se encuentran altamente expuestas a cualquier variación negativa en términos de competitividad que afecte a nuestras empresas.