Conclusiones del Informe de Coyuntura Socioeconómica, Enero 2021

12 de febrero de 2021|In Actualidad CCE

Conclusiones del Informe de Coyuntura Socioeconómica, Enero de 2021

La economía internacional inició el ejercicio 2021 con cierto optimismo, fruto del comienzo de la campaña de vacunaciones contra el COVID-19 y el acuerdo alcanzado entre la UE y el Reino Unido para sus relaciones comerciales tras el “Brexit”, y por la nueva propuesta de estímulos fiscales del nuevo Gobierno en Estados Unidos.

Sin embargo, los rebrotes de la pandemia registrados a finales de 2020 siguen condicionando la actividad económica desde el inicio del presente año, con lo que se han mantenido las medidas de restricción y confinamiento, y en algunos casos se han recrudecido, sobre todo, en los países europeos, afectando, en mayor medida, a las actividades de servicios más vinculadas con la interacción social.

A esto se ha unido la incertidumbre que se ha generado en torno a la producción y distribución de las vacunas, si bien, se espera que a medida que avance el año la actividad económica se vea favorecida, debido al aumento del grado de inmunización, a la retirada gradual de las medidas de distanciamiento social y a las políticas de estímulo adoptadas en economías como Estados Unidos o Japón.

Así lo ha indicado el FMI en la actualización de su panel de previsiones, que, tras estimar un descenso del PIB del 3,5% al cierre de 2020 (nueve décimas menos de lo previsto con anterioridad), mejora sus previsiones para 2021 y ahora confía en que el PIB repunte un 5,5% (tres décimas más de lo previsto inicialmente) y del 4,2% para 2022.

En este contexto, las materias primas han mantenido la tendencia ascendente de los últimos meses, lo que se observa especialmente en el caso del petróleo, que continúa al alza pese a las medidas de restricción de la actividad, debido a la decisión de los países productores de posponer el incremento de la producción previsto para el comienzo de 2021. Así, el precio del barril de Brent se sitúo en el primer mes del año en los 54,6 dólares, un 8,7% más que en diciembre.

Por su parte, el PIB de la economía estadounidense habría cerrado 2020 con un descenso del 3,5%, debido al impacto de la crisis sanitaria sobre la actividad económica, aunque resulta menos intenso que en otras economías avanzadas, dado el menor grado de las medidas de restricción a la movilidad, a pesar de la fuerte incidencia de la pandemia.

En lo que respecta a 2021, la vacunación y las políticas de estímulo han generado unas expectativas positivas, tal y como confirman los últimos indicadores de actividad, aunque un empeoramiento de los contagios podría restar dinamismo a la recuperación.

En este escenario, el FMI estima que el PIB de EE.UU. crecerá un 5,1% en 2021 y un 2,5% en 2021.

En lo que se refiere a China, el pasado ejercicio culminó con la recuperación del nivel de actividad previo a la irrupción de la pandemia, anotando un aumento del PIB del 2,3 por ciento. Se trata de uno de los pocos países que habrían cerrado 2020 en valores positivos, debido a la rapidez con la que se contuvo el COVID-19, a la contundente respuesta del Gobierno y al fuerte apoyo del banco central.

A pesar de todo, es importante no perder de vista que la economía china sigue adoleciendo de ciertos desequilibrios que debe superar, especialmente en términos de endeudamiento, una vez consolidada la recuperación de la actividad.

En cuanto a la Eurozona, los efectos de la crisis sanitaria han hecho mayor mella en la actividad económica, si bien, el establecimiento de unas restricciones más localizadas tras los últimos rebrotes del COVID-19 ha tenido un impacto menos intenso sobre las manufacturas en la última fase del año, con lo que el PIB habría observado un retroceso del 6,8% que finalmente resultaba menos acusado de lo esperado.

En cualquier caso, pese a la debilidad que ha mostrado la actividad al comienzo del presente ejercicio, el aumento del ritmo de vacunación y la descongestión de los sistemas sanitarios, permitirían una relajación progresiva de las medidas de contención que dinamizaría el arranque de la recuperación económica, lo que se vería impulsado por la ejecución de los fondos europeos del “Next Generation EU”.

Así, según el informe de previsiones de invierno de la Comisión Europea, el Área del euro cerrará, tanto 2021 como 2022 con un crecimiento del PIB del 3,8%, aunque señala que la velocidad de recuperación será diferente por países, y será más compleja para aquellos que tengan una mayor orientación hacia actividades como el turismo, como es el caso de España.

En nuestro país, los datos de avance de la Contabilidad Nacional Trimestral muestran que el PIB habría crecido un 0,4% en el cuarto trimestre del año, lo que supone, como ya se esperaba, una moderación del notable aumento apreciado el trimestre anterior (+16,4%), debido a la pérdida de fuerza de la recuperación de la actividad y a las nuevas restricciones.

No obstante, los efectos de la crisis sanitaria y de las medidas de contención llevaron al PIB a anotar un retroceso del 11,0% en el conjunto de 2020, como consecuencia de la mayor intensidad con la que se dejó notar la caída en el consumo de los hogares (-12,6%), en la inversión (-13,5%) y en el sector exterior, especialmente en el caso del gasto de los no residentes (-75,0%).

En el caso de la economía española, la Comisión Europea ha estimado un escenario de previsiones menos pesimista que el pasado otoño, elevando la proyección para 2021 hasta el 5,6% (dos décimas más) y la de 2022 hasta el 5,3% (cinco décimas más), aunque esto dependerá de que la actividad recobre fuerza durante el segundo semestre del presente ejercicio, una vez logren retirarse las restricciones que vienen limitando la actividad productiva y haya avanzado el proceso de implementación de la vacuna.

Los datos más recientes del mercado laboral indican que el número de afiliados a la Seguridad Social a último día del mes de enero en nuestro país descendió en 78.221 trabajadores en un solo mes, lo que implica un 0,4% menos que en diciembre. En relación con el primer mes del pasado 2020, el empleo se ha reducido en 214.694 efectivos, y ello implica un descenso relativo del 1,1 por ciento.

Por lo que se refiere a Canarias, la actividad y el empleo continúan mostrando una mayor vulnerabilidad ante los efectos de la crisis sanitaria, y no en vano, la economía de las Islas destaca como una de las regiones donde más se ha acusado la destrucción de empleo durante el último año.

Las últimas estimaciones de la EPA, referidas al cuarto trimestre de 2020, indican que, en términos interanuales, Canarias fue la región de España que destruyó más empleo al cierre del año, con una pérdida de ocupación del 12,01%, 112.900 trabajadores menos, lo que resulta una caída cuatro veces superior a la experimentada a escala nacional, cifrada en un 3,12 por ciento.

La tasa de paro en las Islas se situó, de este modo, en el 25,22%, 6,44 puntos más que en el último periodo de 2019, y más de 9 puntos por encima de la media nacional.

La EPA confirma, además, que el empleo se ha destruido, principalmente en el sector privado, donde se han perdido 133.700 asalariados en el último año, lo que supone un descenso del 20,28%, en un contexto donde el número de asalariados en el sector público repuntaba al alza en 8.500 personas, un 5,45% adicional.

Es importante reseñar que en esta difícil situación de pérdida de empleo, destaca el incremento de 17.400 ocupados (+21,75% interanual) registrado en las Islas al cierre del cuarto trimestre de 2020, fruto de la iniciativa emprendedora de muchos empresarios sin asalariados.

Por otro lado, la afiliación a la Seguridad Social a último día del mes de enero pone de manifiesto que el empleo en las Islas descendió en 8.962 efectivos durante el primer mes del año, un 1,2% menos que en diciembre; al tiempo que, en términos interanuales, se aminoraba en 41.209 trabajadores, que, en términos relativos, se traduce en una caída del 5,1%, lo que resulta muy superior al descenso anotado a escala nacional (-1,1%).

Los servicios siguen encabezando la pérdida de afiliados, con 39.350 menos que en enero de 2020, destacando, fundamentalmente, el retroceso del empleo de la actividad privada, en las ramas de la “Hostelería”, la “Actividad Comercial”, los “Transportes” y las “Actividades administrativas”, que, en conjunto, han perdido 45.590 afiliados a la Seguridad Social en el último año.

En cuanto al resto de sectores, la industria apuntó una disminución interanual de 928 trabajadores, al tiempo que la agricultura registró 695 afiliados menos que en el mismo mes del pasado año. La construcción observó la contracción más moderada, cifrada en 236 empleos menos, en términos interanuales.

Esta situación se está viendo agravada por la paralización en la que sigue inmersa la actividad turística al comienzo de 2021, debido a las restricciones a la movilidad y las medidas de confinamiento que siguen prolongándose en los principales mercados emisores, como consecuencia de los rebrotes del COVID-19.

En esta línea, el Archipiélago registró durante el mes de enero la entrada de 88.461 visitantes desde el extranjero, un 92,1% menos que durante el mismo mes de hace un año, cuando se recibió un total de 1,1 millones de turistas foráneos.

La debilidad de la economía y del consumo se traslada también a otros indicadores como la matriculación de vehículos, que, al término del mes de enero registró un descenso interanual del 45,6%, destacando la incidencia sobre los vehículos destinados al alquiler, que se han reducido un 83,5% con respecto al mismo mes de 2020.

En lo referido a los precios, el IPC en Canarias anotaba un descenso mensual del 0,3% durante el mes de enero, lo que denota un claro estancamiento en la demanda interna y el consumo que adquiere aún mayor intensidad si tenemos en cuenta la caída mensual del 1,0% apuntada por la inflación subyacente.

La principal clave de este resultado en las Islas fue el notable descenso del 15,1% anotado por el grupo “Vestido y calzado”, debido al efecto de las rebajas, y el descenso que también experimentaron grupos de bienes con una alta relevancia en la composición del índice como son los alimentos y bebidas.

En términos interanuales, la inflación se mantiene en valores positivos aunque muy moderados con un incremento de apenas un 0,2%, tres décimas por debajo de la media nacional (+0,5%), dado el mayor encarecimiento que mostraron los precios de los alimentos en el conjunto del país (+1,7%), en comparación con el Archipiélago (+1,0%).

Estos resultados no hacen más que constatar que la economía canaria necesita aplicar ayudas directas destinadas a equilibrar la estructura de costes, además de reducir la carga tributaria que siguen soportando las empresas en periodos sin actividad y sin ingresos, actuando sobre figuras como el Impuesto de Bienes Inmuebles de naturaleza urbana, o el Impuesto de Actividades Económicas, para garantizar la supervivencia de nuestro tejido productivo y el mantenimiento del empleo.

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